Esta es una de esas recetas que ha estado siempre en casa, y de la cual no he disfrutado hasta tener 20 años, y todo porque odiaba las sopas frías, era un concepto que me costaba asimilar. Con el calor, este se instala en la nevera como veraneante y la verdad es que se disfruta mucho de su compañía. Este gazpacho, no tiene nada que ver con el andaluz que estamos acostumbrados a ver en todos los lados, la diferencia más evidente es el color, uno es más blanquecino y el otro es rojo, se suele migar con pan y se come con cuchara. Es verdad, que hoy día se pueden encontrar mil variantes de gazpacho, pero yo me he criado con este y es al que tengo como referencia. A parte de ser una sopa fría de lo más refrescante, es sencillísima de hacer y la podemos guardar en la nevera por unos cuantos días.
Ingredientes:
- 2 tomates maduros
- 1 huevo
- 3 dientes de ajo
- pan de días anteriores, como 1/4 de barra.
- agua
- 150 ml de aceite de oliva virgen extra
- 30 ml de vinagre de vino
- sal
- 1 pepino pequeño
- 1/2 cebolleta
- 1/2 pimiento verde
Elaboración:
- Metemos todos los ingredientes a excepción del pimiento verde, la cebolla, pepino y medio tomate en una cazuela. Trituramos todo hasta hacer una sopa. Echamos un poco de vinagre y salamos al gusto. La metemos en la nevera y dejamos que se enfríe. La cantidad de agua es a ojo, si nos gusta mas caldoso le echamos más.
- Mientras, cortaremos los ingredientes que hemos reservado en pequeños daditos. Estos daditos, los podemos comer como tropiezos en el gazpacho. Es fantástico, y si esta sopa la acompañamos con una tortilla de patata…
Que sepas que yo tampoco aprendí a amar las sopas frías hasta bien mayor… lo que nos perdimos!
Mikel, este también es el gazpacho de mi casa.
Mi madre lo hace siempre igual al tuyo y está riquísimo.
Besos
pues yo ni con 33… siguen sin hacerme mucha gracia las sopar frías.
Prometo probar tu receta, a ver si cambio de opinión!
un beso.
un rico gazpacho. Bss.
Qué color, por favor! Y el plato también es precioso, la verdad.